jueves, 20 de septiembre de 2012


¿Focos asesinoS?

 Llegaron en medio de la oscuridad trayendo una luz tranquilizadora para el bolsillo de tantos humanos que de una u otra forma querían bajar el monto del recibo de uso de electricidad que venía a fin de mes.  Mejor aún: llegaron en medio de la oscuridad trayendo una luz tranquilizadora para aquellos que se preocupaban por el alto consumo energético de los focos incandescentes y el impacto que este consumo tenía en el planeta (¿...?).
   Focos (de bajo consumo) ahorradores: una bendición para la economía.
   Focos (ahorradores) de bajo consumo: una bendición ecológica.
   Focos ahorradores o de bajo consumo, como quiera que se los llame: ¿una maldición para la salud?    

   Uno de mis contactos de mi cuenta de correo Yuju, el Señor Malca, me envió un reportaje de la Deusche Welle (la DW de Alemania, pes) que desarrolla un tema en el que jamás había reparado tanto por falta de interés de mi parte como (y no sé si esto es más grave) por la falta de difusión del mismo. El reportaje trata acerca de lo nocivos que pueden ser... Em, bueno, el reportaje de la DW es concluyente y no contempla ningún "pueden ser". Lo que claramente dice es que aquellas bombillas eléctricas que nosotros conocemos como focos ahorradores son, léanlo bien, son perjudiciales para la salud humana.
   ¿¿¿¡¡¡ Qué-qué-qué-quééééé !!!???
   Pues sip, yap, a esa conclusión llega, conclusión que es la más grave de las varias a las que llega el informe.
   Las otras: los focos ahorradores no duran tanto ni iluminan con la misma intensidad que las equivalencias indicadas por los fabricantes en los envases; en el caso de algunos países europeos los focos ahorradores han ingresado con el beneplácito de la UE para reemplazar definitivamente a los focos incandescentes, los cuales tienen una fecha límite para salir del mercado; plantea que esto se ha debido a presiones e influencias por parte de los productores de esta tecnología; desliza que los productores de focos ahorradores conocen pero niegan el potencial dañino de estos ingenios; de alguna manera determina que al ser esto un tremendo negocio no existe una difusión correcta de los riesgos que implica usar y manipular focos ahorradores ya que de conocerse en toda su magnitud este particular el bisnes se podría agotar.
   Es la conclusión más grave, la del riesgo para la salud de los seres humanos (por extensión para otros seres vivos y, por supuesto, para el medio ambiente) la que me interesa tocar aquí.
   La palabra clave es esta: mercurio.
 Los focos ahorradores (al igual que los fluorescentes) contienen mercurio, ese metal líquido que muchos habrán visto en termómetros o en laboratorios, un elemento en extremo curioso y que en mi caso siempre produjo una gran fascinación. A tal punto que de pequeño rompí varios termómetros (siempre inventando algo para justificar el "accidente") para jugar con el mesmerizante elemento (me pregunto si como producto de esos inocentes juegos algún tipo de perjuicio le regalé a mi cuerpo ya que deslizaba el mercurio en la palma de mi mano y no me acuerdo si después me lavaba la misma y si esa mano mercurizada llegaba a mi rostro, a mi boca, a mis ojos o a mis orificios nasales).
   La cosa es que el mercurio, supongo que lo saben, es extremadamente tóxico.
 La cosa es que, hasta lo que sé (corríjanme si me equiveco), ni los productores ni los comercializadores ni los vendedores de estos foquitos advierten al consumidor acerca del contenido que estos aparatitos tienen. La verdad es que, al ver una caja o blíster, jamás he leído la palabra mercurio. Honestamente me acordaría de tal detalle... a no ser que mis juegos infantiles con mercurio en mano realmente me hayan causado un mal cerebral degenerativo producto del cual soy incapaz de identificar la palabra mercurio en cajas o empaques de focos ahorradores.
   Y es que, si ven el reportaje con atención, se van a dar cuenta de lo potencialmente peligroso que podría ser usar estos focos en nuestros hogares o centros de trabajo. Pero lo peor es que, y vuélvanme a corregir si me vuelvo a equivecar, ni productores ni comercializadores ni vendedores advierten de los peligros REALES que existen para la salud cuando una de estas cosas se rompe y el mercurio se disipa en el ambiente. Y tampoco dan las indicaciones necesarias para desechar correctamente un foco ahorrador que se ha roto o que ya no funciona.
  ¿Focos ecológicos?
  ¡Ecológicas serán mis medias usadas después de una semana en los mismos pies! Estas cosas son una bomba de alto poder degradante para la naturaleza.
   Hey, Jhonny, esto, francamente, es un crimen.
  ¿Acaso existen otros intereses oscuros...?
   Vamos, Jhonny, no hay que caer tan fácil en la conspiranoia... ¿o sí?
   Después de ver el documental me acordé de una cosa: en cierta ocasión, y no hace tiempo mucho, de puro curioso rompí un foco ahorrador gastado para ver cómo es que este era por dentro. Lo hice en la cocina del anterior depa. Rompí el aparatejo en el lavatorio usando mis manos (¡unga bunga kabunga!) y me dediqué por un tiempo a examinar el interior tratando de descifrar el por qué de la existencia de circuitos dentro de un foco. Y por varios minutos estuve respirando con absoluta tranquilidad, recién ahora lo sé (...mamma mía...), partículas de mercurio que danzaban alrededor de mi cabezota (¡porca miseria!). Pero no tengo ni la menor idea de si esto me ha cusado akjs ekjwj jkjdañopo enjh uhG KNEURONASSS POR LOMQUE tal vez estneede EXAgeryuando.
 Sea como sea eso sucedió, y a las consecuencias (si es que las hay) me atengo.
  Al final de esta nota está el video del reportaje al que hago mención. Después de verlo me dediqué a investigar en la Red y encontré varias cosas interrresantes.
   Y bastante perturbadoras.
   Como no es mi intención imponer sino informar los animo, después de ver el video (mírenlo, de corazón se los recomiendo), a buscar, a investigar por ustedes mismos, para que saquen sus conclusiones.
   Les recomiendo también que busquen información acerca de los fluorescentes y sus efectos sobre la salud y la psique humana. Se van a dar con varias sorpresas.
 No quiero influenciar en sus conclusiones ni decisiones pero sí les digo esto: he procedido a reemplazar varios de los focos ahorradores que tengo en mi hogar. De momento es una movida parcial y solamente los he retirado, reemplazándolos por los clásicos bombillos incandescentes, de las zonas en las cuales mi familia y yo pasamos más tiempo con las luces encendidas. De más está decir que en los dormitorios los incandescentes ya se han apropiado de pantallas y lámparas. Tal vez (y tal vez dependiendo del recibo de luz que me venga a fin del mes siguiente) lleve a cabo un reemplazo total de los focos  ahorradores.
   Por último un pedido: difundan esta información.
   Juzgo que es de interés para todos conocer lo que uno lleva  a su casa, más aún si lo que uno lleva es de alguna manera peligroso y peor aún si se tienen niños en la misma.
   Difundan esta información entre sus conocidos de la mejor manera que crean conveniente. Está en nuestras manos, y es nuestro derecho, defendernos y escoger lo que queremos sin que (como parece que va a pasar en algunos países europeos) intereses oscuros y mercantilistas nos lo impongan.
   Shanti, shanti, shanti.
             
          

Jhonny, estos focos... ¿nos pueden volver locos...? Uatafak!