Los Nuevos Cazas FurtivoS
Cuando se pensaba que solamente
un par de superputencias iban a ser las únicas en tener la capacidad de
producir aviones de combate de súper alta tecnología (¡unos fierros bien
charlys, pé!) mira Jhonny que ahora resulta que la lista de países deseosos no de
adquirir sino de desarrollar sus propios súper aviones es larga, variada e
incluso viene con cacha. Muy al contrario de lo que se pensaba hasta hace unos
pocos años, cuando el consenso de la evolución de la superioridad aérea
apuntaba a desarrollar aviones no tripulados dirigidos a distancia, el día de
hoy algunos regímenes apuestan por proyectos de cazas de combate casi
nacionalistas y que con absoluta (aunque tal vez con no muy pensada) lógica
apuntan a no tener que depender de la industria militar foránea para modernizar
y armar sus fuerzas aéreas. Esto, dado el estado de tecnología en el cual se
encuentra la aeronáutica de combate, ha ocasionado que desde hace algunos años
por las mesas de diseño se produzca un desfile de cazas furtivos cuyo futuro
operativo va a estar de la mano de las dificultades de la pasarela por la que
avancen. Sí, señores, señoras, señoritas, señoritos y Jhonny: en el futuro vamos a
tener cazas de súper-alta-tecnología (¡¡¡charly pé!!!) a diestra y siniestra.
Escucha bien y toma nota, Jhonny: la historia de los aviones con capacidad de baja detección o furtivos se
remonta al desarrollo del SR-71, una
aeronave norteamericana diseñada para misiones de espionaje que volaba a una
gran altitud y se desplazaba a tres veces la velocidad del sonido. Mientras estuvo
en servicio militar activo el SR-71 Blackbird
fue el dolor de cabeza de la defensa aérea soviética por las altas prestaciones
de este casi misil (sin cabeza de guerra) tripulado.
Aunque no era exactamente
indetectable, el SR-71 era capaz de
adentrarse en territorio rojillo y ser detectado de forma tardía por los
radares cuando su misión ya había sido cumplida. Pero era solamente un avión de
reconocimiento muy avanzado, y como el concepto de combate directo estaba fuera
de sus capacidades la milicia norteamericana empezó a pensar en el camino a
seguir para fabricar aeronaves de uso militar táctico o estratégico capaces de
tener una baja detección, tanto para ganar la superioridad aérea como para
adentrarse en territorio comanche llevando carga bélica ofensiva (osea bombas).
A partir de esta doctrina se desarrollaría el que, erróneamente, los medios
bautizarían como el avión invisible: el F-117
Nighthawk.
Cuando apareció el F-117 la
pregunta que muchos se hicieron era si esa “cosa” podía volar. De hecho es un
avión que solamente puede mantenerse en el aire por la gracia de Papá Lindo y
un complejo sistema de vuelo asistido. El piloto es casi accesorio. Bueno,
casi… El inusual diseño geométrico, los materiales de los que estaba hecho y
mucha de la novedosa electrónica y aviónica del Nighthawk estaban destinados
a garantizar esa “invisibilidad” tan cacareada por la prensa. Pero lo
“invisible” se refería a la capacidad de este avión para pasar casi
desapercibido a los sistemas de radar y entrar “a escondidas” a zonas hostiles
para descargar sus bombas en los blancos previamente designados, cosa que hizo
con notable éxito en la Guerra del Golfo de 1990. Al Nighthawk, cuya capacidad
de carga de bombas era limitada dado su tamaño, le seguiría un hermano mayor,
el bombardero B-2, de diseño aún más
estrambótico.
Como prototipo con el nombre de YF-22
el Raptor
participó en un concurso para elegir al nuevo caza de combate de la Fuerza
Aérea de los Estados Unidos, junto al estilizado e innovador YF-23 (extraordinario avión que en mi
opinión hubiera sido la elección más acertada para la USAF). El desarrollo del Raptor estuvo lleno de
problemas e intrigas políticas y económicas, pero fuera de las conspiraciones
gubernamentales y corporativas este avión es, de momento, la punta del iceberg
de una tecnología aeronáutica como nunca antes se había visto. El F-22 ha sentado la pauta de las
características que un avión de quinta generación debe tener para ser
considerado como tal: capacidad furtiva, es decir que gracias al diseño
y los materiales de los que está hecho el avión tiene una baja detección
sonora, calórica, electromagnética, en radiofrecuencia y, claro, en el radar; gran
integración de información, basado en un potente y complejo ordenador
central que evalúa y actualiza toda la data tanto del avión como de otros
aviones amigos y enemigos, controles de
superficie e incluso en órbita espacial, para transmitirla al piloto y a las
redes que forman el campo de batalla virtual en tiempo real; capacidad de
velocidad supercrucero, lo cual significa el poder desplazarse a
velocidades superiores a la del sonido sin necesidad de usar postquemadores,
con lo cual se logra una mayor autonomía y ahorro de combustible; y por último,
aunque no menos importante, la capacidad
de alta maniobrabilidad en combate aéreo, algo que se logra con la
asistencia de vuelo por computadora combinada con las superficies totalmente
móviles del avión -incluyendo geometría variable- y el uso de toberas de
propulsión orientables. Junto con el F-22
los Estados Unidos desarrollaron el programa del YF-35, un caza furtivo que agrega una característica más a la
quinta generación: capacidad operativa polivalente, lo cual debe
entenderse como la versatilidad del avión para realizar diferentes tipos de
misiones.
Mientras que el F-22 es un
avión de uso exclusivo en los Estados Unidos, el F-35 Lightning II es una
aeronave que pretende ser destinada al uso interno y a la exportación, y en
tanto objeto exportable debe satisfacer las necesidades de los potenciales
clientes. Ya no se iba a desarrollar solamente de un caza de combate, sino que
también tendría la capacidad de atacar objetivos de superficie, realizar
misiones de reconocimiento, despegar tanto desde pistas aéreas como de portaaviones
e incluso poder despegar y aterrizar de manera vertical. Pero el Lightning
II, una suerte de hermano menor del
Raptor, tuvo y tiene tantos o
más problemas logísticos y de presupuestos que el F-22, a tal punto que muchos países que en algún momento se
ofrecieron a financiar al prototipo terminaron retirando los fondos destinados
al mismo. El F-35, que aún no entra
en servicio activo, tendrá tres versiones básicas en los Estados Unidos (para
la Fuerza Aérea, la Marina y la Infantería de Marina), y aunque la oferta de
venta para otros sigue en pie, los continuos problemas de desarrollo no le
auguran éxito comercial alguno. Y es casi por esta razón (casi) que el actual
desfile de prototipos de cazas furtivos está en marcha. El primero de estos
prototipos en volar por la pasarela aérea fue el sorprendente T-50 soviético.
De los diseños rusos en materia de cazas de combate tengo la mejor de
las opiniones a partir de la aparición del elegante MiG-29, un avión de cuarta generación que se adelantó a la quinta
por muchos años en materia de alta maniobrabilidad. De hecho todos los cazas
rusos fabricados después del MiG-29
han tenido esta característica ya que siguieron el patrón de diseño de este
extraordinario avión de combate, siendo todos ellos muy superiores a cualquier
otro avión de caza del mundo hasta antes de la aparición del F-22. Y como los ruskys, a pesar de sus
limitaciones de presupuesto, no se iban a quedar atrás, produjeron su propio
avión de quinta generación. El T-50
tiene unas dimensiones similares al F-22,
pero su estructura parece ser una combinación del avión norteamericano con la
característica cola con dos motores de los aviones de caza rusos de cuarta
generación. Con seis prototipos en evaluación, de los cuales cuatro ya vuelan y
que además se han presentado en diversos festivales aéreos, el T-50 ya está siendo objeto de inquietud
para los Estados Unidos. Ha demostrado ser, a pesar del tamaño, un avión con
capacidades de vuelo aún mayores al F-22
(hay que recordar que los rusos son los maestros de la alta maniobrabilidad), y
el hecho de que su proyectada entrada en servicio en 2016 incluya al menos 200
unidades ya pedidas –frente a los 170 Raptors existentes– es motivo de
preocupación para los greengos. Más aún si se sabe que el T-50 posiblemente se convierta en un producto de exportación (a 100
millones de dólares la unidad, 50 millones menos que el precio de un F-22) y que la India ya está interesada
en comprar 40 de estos aparatos. Y es aquí donde empieza la parte divertida y
el desfile furtivo se convierte en algo casi descachalante ya que la India
además tiene planes para desarrollar su propio caza furtivo conocido como FGFA.
Si
bien el FGFA es un proyecto de
trabajo conjunto entre Rusia y la India, llama la atención que los hindúes, acostumbrados
a comprar a otros sus aviones de combate sin hacerse más bolas, se lancen de
buenas a primeras a diseñar un caza de quinta generación… que es exactamente lo
que otros países sin previa o poca experiencia de diseño y construcción propia
están haciendo. Es el caso de los ponjas y su proyecto llamado Shinshin.
Este avión de medianas dimensiones nace como respuesta de la negativa
del Congreso Norteamericano de venderle a Japón cazas F-22. En un principio el Shinshin iba a ser una plataforma de
investigación, pero la compañía a cargo del proyecto, la Mitsubishi Heavy
Industries, ha anunciado que el programa Shinshin desarrollará el prototipo
como el futuro caza de combate de quinta generación destinado a las Fuerzas de
Autodefensa del Japón, cuyo primer vuelo se ha programado para el próximo año.
Corea del Sur es otro de los países embarcado en el desfile furtivo con su
prototipo KF-X.
El programa del KF-X, en el
cual también va a intervenir Indonesia, se anunció en 2001, pero ha tenido
demoras de investigación y presupuesto que han hecho dudar a los especialistas
si en verdad Corea está dispuesta a embarcarse en algo tan costoso como
desarrollar un caza furtivo. A diferencia de los otros prototipos, el KF-X apostaría por la configuración de
ala en delta y aletas canard delanteras, un diseño similar al Eurofighter.
Pero no tendría todas las prestaciones necesarias para ser considerado un caza
de quinta generación pues los funcionarios de la Fuerza Aérea Coreana han dicho
que se trataría de un caza furtivo de generación… ¿4.5? ¿Qué carajos significa
eso, un avión de quinta de medio pelo o un avión de cuarta igualado? La entrada
en servicio de esta aeronave está prevista para 2020. Ese mismo año Turquía
(sí, Turquía, leyeron bien… ¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!) planea iniciar la producción de su
proyectada familia de aviones TF-X.
Salvo las afirmaciones turcas (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!) y fuera
de tratar de imitar el camino de múltiples versiones del F-35, muy poco se sabe sobre este cuestionado proyecto. Si hacemos
caso al gobierno turco (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!) que dice, literalmente, estar desarrollando
un proyecto de caza casero furtivo
(¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja,
ja, ja, ja, ja!!!) para cuya investigación de dos años se han destinado apenas
20 millones de dólares (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!), entonces parece que o los turcos
no tienen ni la menor idea de lo que quieren lograr con el TF-X o han descubierto una fórmula de economía furtiva que no van a
compartir con otras industrias aéreas… ¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!! Y dentro
de estas cantinfladas (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, Tur-quí-a, ja,
ja, ja, ja, ja, Jhonny, como eso sería posible!!!) hay que contar a un esquivo avión de diseño más que
revolucionario: el proyecto iraní Qaher-313.
Es calificado por occidente como una farsa cuyo único propósito es
levantar los puntos del régimen iraní, y está calificado por ese mismo régimen
como un avión que debería estar entre los más avanzados del planeta. Del Qaher-313 existen muchas fotografías de
la aeronave dentro de un hangar durante una presentación a la prensa en febrero
de este año pero ninguna fotografía real en la cual se vea al caza en vuelo o por
lo menos carreteando en un pista, algo que ha levantado muchas suspicacias en
la prensa internacional. Sin embargo el régimen iraní afirma que su proyecto va
con pie seguro, y de ser así este avión sería el caza furtivo de diseño más
avanzado que exista, diseño que dejaría entrever, por el detalle del ala
curvada hacia abajo, una capacidad de maniobra superior incluso al T-50 ruso. Está por verse si este
fabuloso prototipo va a ser una realidad o si va a quedarse en el campo de las
Mil y Una Noches. Y por último mi prototipo favorito, Jhonny, un avión cuyo aspecto y
dimensiones bastan para impresionar al más entendido: el J-20 de la República Popular China.
Ya va, ya va, Jhonny, que ya escucho tus silbidos frente a este portento. Es
cierto que los chinos se han caracterizado por tener una industria de copias
baratas. Basta ver sus productos automotrices para darse cuenta de esto. Pero, carajo,
de todos los aviones furtivos en servicio o en pruebas de vuelo este es, digas lo que digas, el de diseño más elegante y más agresivo, y también es el de
mayor tamaño, lo cual podría darle una mayor capacidad de carga de armas. El J-20 cumple con todas las
características necesarias para ser considerado un avión de caza de quinta
generación, a pesar de que los prototipos en vuelo estén propulsados por
motores rusos de aviones de cuarta generación. Hay muchas discusiones acerca de
la calidad de los materiales utilizados y si el desarrollo de los mismos es
fruto o no de espionaje industrial. Lo cierto es que las pruebas de vuelo del enorme J-20 han resultado, por lo
menos así lo dicen los chinos, muy satisfactorias, y las pruebas de combate
recién se llevarán a cabo en dos años, después de las cuales se empezaría con
un acelerado programa de puesta a punto de centros de fabricación para un producto
que los chinos ya estarían pensando en exportar a precios de producción
calculados entre ¿¡80% y 50% menos de lo que puede costar un F-22!?, avión por el cual se paga la
friolera de 150 millones de dólares. A ver… si esta información resultase
cierta stonces el precio de un J-20,
en el más conservador de los casos, estaría por los 75 millones de dólares.
¿Cómo podrían hacer eso, apelarían a la ancestral sabiduría china de achica precio…? Ah, no, eso es japonés,
no es de los chinos. Como sea, de poder los chinos vender sus juguetes
supertecnológicos a esos precios, es decir aviones de combate de quinta
generación a precios de Viernes Negro en el mercado internacional, esto podría
causar en el futuro un desequilibrio estratégico en ciertas regiones del
planeta y un gran dolor de cabeza para los planes de exportación del F-35. Habría que ver si el precio tan
rebajado estaría de la mano con una tecnología y prestaciones inferiores a lo
pensado o si alguna clase de milagro chino haría que a esos precios el
desempeño de este soberbio caza de combate significase una auténtica ganga
frente la competencia. Total, el consumidor que va a presenciar este desfile de
ofertas furtivas optará por lo que más le convenga a su bolsillo, y, por lo que
parece, los chinos están pensando que se la pueden llevar fácil al grito de ¡balatito nomá!
Jhonny, estos aviones están recontra charlys... Uatafack!!!
ANEXVS
Vean la versión formal de este artículo (resumida y sin payasadas) en: