jueves, 28 de noviembre de 2013

Furtivos



Los Nuevos Cazas FurtivoS

   Cuando se pensaba que solamente un par de superputencias iban a ser las únicas en tener la capacidad de producir aviones de combate de súper alta tecnología (¡unos fierros bien charlys, pé!) mira  Jhonny que ahora resulta que la lista de países deseosos no de adquirir sino de desarrollar sus propios súper aviones es larga, variada e incluso viene con cacha. Muy al contrario de lo que se pensaba hasta hace unos pocos años, cuando el consenso de la evolución de la superioridad aérea apuntaba a desarrollar aviones no tripulados dirigidos a distancia, el día de hoy algunos regímenes apuestan por proyectos de cazas de combate casi nacionalistas y que con absoluta (aunque tal vez con no muy pensada) lógica apuntan a no tener que depender de la industria militar foránea para modernizar y armar sus fuerzas aéreas. Esto, dado el estado de tecnología en el cual se encuentra la aeronáutica de combate, ha ocasionado que desde hace algunos años por las mesas de diseño se produzca un desfile de cazas furtivos cuyo futuro operativo va a estar de la mano de las dificultades de la pasarela por la que avancen. Sí, señores, señoras, señoritas, señoritos y Jhonny: en el futuro vamos a tener cazas de súper-alta-tecnología (¡¡¡charly pé!!!) a diestra y siniestra.

  Escucha bien y toma nota, Jhonny: la historia de los aviones con capacidad de baja detección o furtivos se remonta al desarrollo del SR-71, una aeronave norteamericana diseñada para misiones de espionaje que volaba a una gran altitud y se desplazaba a tres veces la velocidad del sonido. Mientras estuvo en servicio militar activo el SR-71 Blackbird fue el dolor de cabeza de la defensa aérea soviética por las altas prestaciones de este casi misil (sin cabeza de guerra) tripulado.
  Aunque no era exactamente indetectable, el SR-71 era capaz de adentrarse en territorio rojillo y ser detectado de forma tardía por los radares cuando su misión ya había sido cumplida. Pero era solamente un avión de reconocimiento muy avanzado, y como el concepto de combate directo estaba fuera de sus capacidades la milicia norteamericana empezó a pensar en el camino a seguir para fabricar aeronaves de uso militar táctico o estratégico capaces de tener una baja detección, tanto para ganar la superioridad aérea como para adentrarse en territorio comanche llevando carga bélica ofensiva (osea bombas). A partir de esta doctrina se desarrollaría el que, erróneamente, los medios bautizarían como el avión invisible: el F-117 Nighthawk.
Cuando apareció el F-117 la pregunta que muchos se hicieron era si esa “cosa” podía volar. De hecho es un avión que solamente puede mantenerse en el aire por la gracia de Papá Lindo y un complejo sistema de vuelo asistido. El piloto es casi accesorio. Bueno, casi… El inusual diseño geométrico, los materiales de los que estaba hecho y mucha de la novedosa electrónica y aviónica del Nighthawk estaban destinados a garantizar esa “invisibilidad” tan cacareada por la prensa. Pero lo “invisible” se refería a la capacidad de este avión para pasar casi desapercibido a los sistemas de radar y entrar “a escondidas” a zonas hostiles para descargar sus bombas en los blancos previamente designados, cosa que hizo con notable éxito en la Guerra del Golfo de 1990. Al Nighthawk, cuya capacidad de carga de bombas era limitada dado su tamaño, le seguiría un hermano mayor, el bombardero B-2, de diseño aún más estrambótico.


 Esta ala voladora con gran capacidad de carga bélica y gran autonomía de vuelo causó una verdadera revolución en el diseño aeronáutico (aunque hay que recordar que los pioneros en este tipo de diseño, cuando no, fueron los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, ¿lo recuerdas Jhonny?). Perfilado y construido bajo los parámetros de un avión de características furtivas el B-2 Spirit demostró ser un arma de gran confianza cada vez que se lo utilizó en acción. Por esos años se pensó que el futuro de los aviones de combate iba a ir de la mano con esquemas fuera de lo común para lograr la baja detección en el campo de batalla aéreo. Pero como las estructuras y capacidades del F-117 y del B-2 estaban pensadas para misiones de bombardeo y no para enfrentamientos aéreos con otros aviones la creación de un caza con capacidad de baja detectabilidad exigió que diseñadores, ingenieros, genios de la informática y experimentados pilotos de combate norteamericanos se pusieran a trabajar casi desde cero. De este estruje cerebral nació el F-22 Raptor, el primer verdadero caza furtivo de la historia. De momento es el único caza furtivo que existe en servicio activo e inauguró la quinta generación de cazas a reacción, que es el tipo de aviones de combate en los cuales varios países han puesto a trabajar a sus genios del diseño aeronáutico para ese desfile de proyectos furtivos cuyo futuro dependerá de presupuestos nacionales, políticas gubernamentales y condiciones geopolíticas.

   
Como prototipo con el nombre de YF-22 el Raptor participó en un concurso para elegir al nuevo caza de combate de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, junto al estilizado e innovador YF-23 (extraordinario avión que en mi opinión hubiera sido la elección más acertada para la USAF).  El desarrollo del Raptor estuvo lleno de problemas e intrigas políticas y económicas, pero fuera de las conspiraciones gubernamentales y corporativas este avión es, de momento, la punta del iceberg de una tecnología aeronáutica como nunca antes se había visto. El F-22 ha sentado la pauta de las características que un avión de quinta generación debe tener para ser considerado como tal: capacidad furtiva, es decir que gracias al diseño y los materiales de los que está hecho el avión tiene una baja detección sonora, calórica, electromagnética, en radiofrecuencia y, claro, en el radar; gran integración de información, basado en un potente y complejo ordenador central que evalúa y actualiza toda la data tanto del avión como de otros aviones amigos y enemigos,  controles de superficie e incluso en órbita espacial, para transmitirla al piloto y a las redes que forman el campo de batalla virtual en tiempo real; capacidad de velocidad supercrucero, lo cual significa el poder desplazarse a velocidades superiores a la del sonido sin necesidad de usar postquemadores, con lo cual se logra una mayor autonomía y ahorro de combustible; y por último, aunque no menos importante, la capacidad  de alta maniobrabilidad en combate aéreo, algo que se logra con la asistencia de vuelo por computadora combinada con las superficies totalmente móviles del avión -incluyendo geometría variable- y el uso de toberas de propulsión orientables. Junto con el F-22 los Estados Unidos desarrollaron el programa del YF-35, un caza furtivo que agrega una característica más a la quinta generación: capacidad operativa polivalente, lo cual debe entenderse como la versatilidad del avión para realizar diferentes tipos de misiones.


   Mientras que el F-22 es un avión de uso exclusivo en los Estados Unidos, el F-35 Lightning II es una aeronave que pretende ser destinada al uso interno y a la exportación, y en tanto objeto exportable debe satisfacer las necesidades de los potenciales clientes. Ya no se iba a desarrollar solamente de un caza de combate, sino que también tendría la capacidad de atacar objetivos de superficie, realizar misiones de reconocimiento, despegar tanto desde pistas aéreas como de portaaviones e incluso poder despegar y aterrizar de manera vertical. Pero el Lightning II, una suerte de hermano menor del Raptor, tuvo y tiene tantos o más problemas logísticos y de presupuestos que el F-22, a tal punto que muchos países que en algún momento se ofrecieron a financiar al prototipo terminaron retirando los fondos destinados al mismo. El F-35, que aún no entra en servicio activo, tendrá tres versiones básicas en los Estados Unidos (para la Fuerza Aérea, la Marina y la Infantería de Marina), y aunque la oferta de venta para otros sigue en pie, los continuos problemas de desarrollo no le auguran éxito comercial alguno. Y es casi por esta razón (casi) que el actual desfile de prototipos de cazas furtivos está en marcha. El primero de estos prototipos en volar por la pasarela aérea fue el sorprendente T-50 soviético.


   De los diseños rusos en materia de cazas de combate tengo la mejor de las opiniones a partir de la aparición del elegante MiG-29, un avión de cuarta generación que se adelantó a la quinta por muchos años en materia de alta maniobrabilidad. De hecho todos los cazas rusos fabricados después del MiG-29 han tenido esta característica ya que siguieron el patrón de diseño de este extraordinario avión de combate, siendo todos ellos muy superiores a cualquier otro avión de caza del mundo hasta antes de la aparición del F-22. Y como los ruskys, a pesar de sus limitaciones de presupuesto, no se iban a quedar atrás, produjeron su propio avión de quinta generación. El T-50 tiene unas dimensiones similares al F-22, pero su estructura parece ser una combinación del avión norteamericano con la característica cola con dos motores de los aviones de caza rusos de cuarta generación. Con seis prototipos en evaluación, de los cuales cuatro ya vuelan y que además se han presentado en diversos festivales aéreos, el T-50 ya está siendo objeto de inquietud para los Estados Unidos. Ha demostrado ser, a pesar del tamaño, un avión con capacidades de vuelo aún mayores al F-22 (hay que recordar que los rusos son los maestros de la alta maniobrabilidad), y el hecho de que su proyectada entrada en servicio en 2016 incluya al menos 200 unidades ya pedidas –frente a los 170 Raptors existentes– es motivo de preocupación para los greengos. Más aún si se sabe que el T-50 posiblemente se convierta en un producto de exportación (a 100 millones de dólares la unidad, 50 millones menos que el precio de un F-22) y que la India ya está interesada en comprar 40 de estos aparatos. Y es aquí donde empieza la parte divertida y el desfile furtivo se convierte en algo casi descachalante ya que la India además tiene planes para desarrollar su propio caza furtivo conocido como FGFA.
  
Si bien el FGFA es un proyecto de trabajo conjunto entre Rusia y la India, llama la atención que los hindúes, acostumbrados a comprar a otros sus aviones de combate sin hacerse más bolas, se lancen de buenas a primeras a diseñar un caza de quinta generación… que es exactamente lo que otros países sin previa o poca experiencia de diseño y construcción propia están haciendo. Es el caso de los ponjas y su proyecto llamado Shinshin.

Este avión de medianas dimensiones nace como respuesta de la negativa del Congreso Norteamericano de venderle a Japón cazas F-22. En un principio el Shinshin iba a ser una plataforma de investigación, pero la compañía a cargo del proyecto, la Mitsubishi Heavy Industries, ha anunciado que el programa Shinshin desarrollará el prototipo como el futuro caza de combate de quinta generación destinado a las Fuerzas de Autodefensa del Japón, cuyo primer vuelo se ha programado para el próximo año. Corea del Sur es otro de los países embarcado en el desfile furtivo con su prototipo KF-X.

 El programa del KF-X, en el cual también va a intervenir Indonesia, se anunció en 2001, pero ha tenido demoras de investigación y presupuesto que han hecho dudar a los especialistas si en verdad Corea está dispuesta a embarcarse en algo tan costoso como desarrollar un caza furtivo. A diferencia de los otros prototipos, el KF-X apostaría por la configuración de ala en delta y aletas canard delanteras, un diseño similar al Eurofighter. Pero no tendría todas las prestaciones necesarias para ser considerado un caza de quinta generación pues los funcionarios de la Fuerza Aérea Coreana han dicho que se trataría de un caza furtivo de generación… ¿4.5? ¿Qué carajos significa eso, un avión de quinta de medio pelo o un avión de cuarta igualado? La entrada en servicio de esta aeronave está prevista para 2020. Ese mismo año Turquía (sí, Turquía, leyeron bien… ¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!) planea iniciar la producción de su proyectada familia de aviones TF-X.


 Salvo las afirmaciones turcas (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!) y fuera de tratar de imitar el camino de múltiples versiones del F-35, muy poco se sabe sobre este cuestionado proyecto. Si hacemos caso al gobierno turco (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!)  que dice, literalmente, estar desarrollando un  proyecto de caza casero furtivo (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!) para cuya investigación de dos años se han destinado apenas 20 millones de dólares (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!!), entonces parece que o los turcos no tienen ni la menor idea de lo que quieren lograr con el TF-X o han descubierto una fórmula de economía furtiva que no van a compartir con otras industrias aéreas… ¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, ja, ja, ja, ja, ja!!! Y dentro de estas cantinfladas (¡¡¡ja, ja, ja, ja, ja, Turquía, Tur-quí-a, ja, ja, ja, ja, ja, Jhonny, como eso sería posible!!!) hay que contar a un esquivo avión de diseño más que revolucionario: el proyecto iraní Qaher-313.



   Es calificado por occidente como una farsa cuyo único propósito es levantar los puntos del régimen iraní, y está calificado por ese mismo régimen como un avión que debería estar entre los más avanzados del planeta. Del Qaher-313 existen muchas fotografías de la aeronave dentro de un hangar durante una presentación a la prensa en febrero de este año pero ninguna fotografía real en la cual se vea al caza en vuelo o por lo menos carreteando en un pista, algo que ha levantado muchas suspicacias en la prensa internacional. Sin embargo el régimen iraní afirma que su proyecto va con pie seguro, y de ser así este avión sería el caza furtivo de diseño más avanzado que exista, diseño que dejaría entrever, por el detalle del ala curvada hacia abajo, una capacidad de maniobra superior incluso al T-50 ruso. Está por verse si este fabuloso prototipo va a ser una realidad o si va a quedarse en el campo de las Mil y Una Noches. Y por último mi prototipo favorito, Jhonny, un avión cuyo aspecto y dimensiones bastan para impresionar al más entendido: el J-20 de la República Popular China.



   Ya va, ya va, Jhonny, que ya escucho tus silbidos frente a este portento. Es cierto que los chinos se han caracterizado por tener una industria de copias baratas. Basta ver sus productos automotrices para darse cuenta de esto. Pero, carajo, de todos los aviones furtivos en servicio o en pruebas de vuelo este es, digas lo que digas, el de diseño más elegante y más agresivo, y también es el de mayor tamaño, lo cual podría darle una mayor capacidad de carga de armas. El J-20 cumple con todas las características necesarias para ser considerado un avión de caza de quinta generación, a pesar de que los prototipos en vuelo estén propulsados por motores rusos de aviones de cuarta generación. Hay muchas discusiones acerca de la calidad de los materiales utilizados y si el desarrollo de los mismos es fruto o no de espionaje industrial. Lo cierto es que las pruebas de vuelo del enorme J-20 han resultado, por lo menos así lo dicen los chinos, muy satisfactorias, y las pruebas de combate recién se llevarán a cabo en dos años, después de las cuales se empezaría con un acelerado programa de puesta a punto de centros de fabricación para un producto que los chinos ya estarían pensando en exportar a precios de producción calculados entre ¿¡80% y 50% menos de lo que puede costar un F-22!?, avión por el cual se paga la friolera de 150 millones de dólares. A ver… si esta información resultase cierta stonces el precio de un J-20, en el más conservador de los casos, estaría por los 75 millones de dólares. ¿Cómo podrían hacer eso, apelarían a la ancestral sabiduría china de achica precio…? Ah, no, eso es japonés, no es de los chinos. Como sea, de poder los chinos vender sus juguetes supertecnológicos a esos precios, es decir aviones de combate de quinta generación a precios de Viernes Negro en el mercado internacional, esto podría causar en el futuro un desequilibrio estratégico en ciertas regiones del planeta y un gran dolor de cabeza para los planes de exportación del F-35. Habría que ver si el precio tan rebajado estaría de la mano con una tecnología y prestaciones inferiores a lo pensado o si alguna clase de milagro chino haría que a esos precios el desempeño de este soberbio caza de combate significase una auténtica ganga frente la competencia. Total, el consumidor que va a presenciar este desfile de ofertas furtivas optará por lo que más le convenga a su bolsillo, y, por lo que parece, los chinos están pensando que se la pueden llevar fácil al grito de ¡balatito nomá!


Jhonny, estos aviones están recontra charlys... Uatafack!!!



ANEXVS

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